Cómo cultivar Granada (granado) en Maceta y sus cuidados

Información básica sobre el granado

Los árboles de granada, si se cultivan en condiciones óptimas, viven hasta 200 años. Originario de Oriente Medio, es un árbol de tamaño mediano que puede crecer hasta 6 metros, pero que suele detenerse en torno a los 2 o 3 metros cuando es cultivado en maceta.

El fruto, tienen el tamaño de una manzana y una cáscara dura de color amarillo a marrón rojizo, rosa o rojo intenso. El sabor celestial de la fruta de la granada es único y no se puede comparar con ninguna otra fruta del mundo: dulce, aromática, jugosa y crujiente.

Propagar Granada

Las plantas de granada se pueden propagar por esquejes o semillas desde la primavera hasta el verano, cuando la temperatura se mantiene en el rango de 20, pero es mejor comprar una planta de 2-3 años bien injertada en un vivero reputado o en línea. De este modo, no tendrás que esperar mucho tiempo para ver los frutos.

En esta lectura nos centraremos en cómo cultivar granada en maceta, pero si deseas aprender a sembrarla y propagarla

Cultivar Granada en maceta

Ubicación

Elige el lugar más soleado para mantener tu árbol de Granada feliz y saludable. Cuanto más sol reciba, más frutos dará. Sin embargo, también prospera en la sombra parcial, pero ésta hace que florezca y fructifique menos.

También es posible cultivar un granado en el interior, cerca del alféizar de una ventana, si recibe pleno sol. Además, debe haber una buena circulación de aire a su alrededor, pero asegúrate de que el lugar no sea demasiado ventoso o las flores se caerán prematuramente.

Maceta ideal

Los granados tienen un sistema radicular poco profundo pero que se extiende para los costados. El tamaño de la maceta debe ser de al menos 40 cm de ancho y 30 cm de profundidad (38 litros).

Pero los contenedores demasiado grandes pueden ser difíciles de mover, por eso te recomendamos usar una maceta con ruedas para trasladarlo a un lugar protegido cuando llegue el invierno.

Suelo

El granado crece mejor en suelos limosos, arenosos y arcillosos. Tolera suelos de moderadamente ácidos a ligeramente alcalinos y se desarrolla mejor en un rango de pH de 5,5 a 7,2.

Elige un medio de cultivo que drene bien y añade mucha materia orgánica para obtener los mejores frutos. Añadir compost o estiércol bien descompuesto a la tierra también es una buena idea para mejorar la textura del suelo y los elementos beneficiosos para las plantas.

Riego

Riega bien la planta y mantén la tierra ligeramente húmeda todo el tiempo. No dejes que el medio de cultivo se seque por completo.

Lo mejor es regar la planta cuando la capa superior del suelo se sienta un poco seca al tacto. Por otro lado, evita regar por encima del follaje y mojar las hojas, ya que atraerá problemas de hongos.

Cuidados del granado en maceta

Abono

Durante la temporada de crecimiento, abónalo con un fertilizante líquido 8-8-8. También puedes optar por la mezcla formulada para cítricos o tomates.

Un granado en maceta suele presentar una carencia de zinc, que se manifiesta en el amarilleamiento de las hojas. Para solucionarlo, puedes rociar el follaje con una solución de zinc diluida.

La aplicación de compost o estiércol también es beneficiosa. Ten cuidado de no abonar en exceso con un fertilizante rico en nitrógeno, ya que puede hacer que el árbol produzca más follaje y comparativamente menos flores.

Hibernación

El granado es un árbol de hoja caduca que adora el sol. La mayoría de sus especies son sensibles a las heladas. Pero para las temperaturas demasiado bajas, la planta ha desarrollado un mecanismo de protección.

Se desprende de sus hojas y se vuelve inactiva por debajo de la temperatura de congelación. Sólo unas pocas variedades de granado sobreviven a temperaturas de congelación de más de -10 C (14 F) sin sufrir daños; para ello, habrá que investigar y experimentar.

Para cultivar granada en maceta en un clima muy frío, con temperaturas por debajo de los – 10 C, el mejor lugar para mantenerlo vivo es el invernadero, el garaje, el sótano o cualquier lugar protegido sin calefacción.

La temperatura interior no debe ser inferior a 3 C. Sin embargo, la temperatura baja óptima para la mayoría de las variedades de granados es de 7 C.

Si puedes mantener tu granado a una temperatura de alrededor 15 C en el interior y le permites tomar al menos 4 horas de luz solar, no perderá sus hojas y entrará en letargo.

Durante el periodo de letargo, el granado apenas necesita abono ni agua. Sin embargo, la planta en invierno no debe secarse completamente, entonces, un riego semanal es lo ideal.

En primavera, devuélvelo a un lugar cálido y luminoso para que se aclimate gradualmente al clima. Cuando la temperatura sea en promedio de más de 10 C, puedes llevarlo al exterior. En ese momento, aprovecha para empezar a abonarlo y darle más agua.

Poda

La poda es necesaria para mantener la forma deseada de tu granado en maceta y favorecer la floración y la fructificación. Lo mejor es hacerlo después de que haya pasado todo el peligro de heladas, cuando el árbol está a punto de empezar a crecer en primavera.

Poda las ramas débiles, muertas e indeseables para dirigir la energía del arbusto a las partes adecuadas y acorta las ramas largas para favorecer la floración.

Trasplantar

Si la maceta le está quedando pequeña deberás trasplantar a tu granado para que siga creciendo. El momento adecuado para trasplantar es cuando no hay flores ni frutos en el árbol, especialmente cuando comienza su crecimiento a finales del invierno o comienzos de la primavera.

Enfermedades, plagas y otros problemas

El granado no es muy vulnerable a las plagas y enfermedades. Le atacan principalmente la mosca de la fruta y la mosca blanca. También hay que vigilar las cochinillas y los pulgones, especialmente durante el periodo de floración.

El agrietamiento de la fruta es un problema común en todas las variedades de granada. Se produce debido a la fluctuación o falta de humedad del sustrato durante la fructificación.

Cosechar granadas

Si el granado se cultiva a partir de semillas, los frutos comenzarán a formarse a partir del tercer o cuarto año. Por lo general, los frutos maduran entre tres y seis meses después de la aparición de las flores.

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